
Reconstrucción del antiguo Hipódromo de Constantinopla
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Reconstrucción del antiguo Hipódromo de Constantinopla
http://penelope.uchicago.edu/~grout/encyclopaedia_romana/circusmaximus/serpentine.htmlEs fácil de responder: conocí a Sócrates. Yo era un adolescente, miembro de la aristocracia, y topé con este hijo de picapedrero y partera, rechoncho y más bien poco agraciado, que frecuentaba el mercado, las calles y los hogares de los ricos y famosos, y que desconcertaba a todos los grandes hombres sometiéndoles a interrogatorio inteligentemente. Estos personajes tan conocidos, políticos, poetas y oradores, aventuraban opiniones sobre la naturaleza de la virtud, la justicia, el valor, la belleza y conceptos afines, pero él les demostraba que no comprendían realmente estas cosas.
Sócrates nos demostró a todos que, aunque es fácil hablar de estos asuntos es muy difícil aportar una base para ellos que resista un análisis a fondo. Yo, y dos generaciones de hombres privilegiados llegamos a admirar enormemente a Sócrates; y algunos nos sentimos impulsados a proseguir su búsqueda de este tipo de sabiduría. Otros filósofos, como Parménides, Crátilo y Pitágoras, despertaron mi interés, pero fue conocer a Sócrates lo que me cambió la vida.
Las amazonas, terribles mujeres, habían peleado contra Hércules, cuando era Heracles, y contra Aquiles en la guerra de Troya. Odiaban a los hombres y se cortaban el seno derecho para que sus flechazos fueran más certeros.
El gran río que atraviesa el cuerpo de América de lado a lado, se llama Amazonas por obra y gracia del conquistador español Francisco de Orellana.Él fue el primer europeo que lo navegó, desde los adentros de la tierra hasta las afueras de la mar. Volvió a España con un ojo menos, y contó que sus bergantines habían sido acribillados a flechazos por mujeres guerreras, que peleaban desnudas, rugían como fieras y cuando sentían hambre de amores secuestraban hombres, los besaban en la noche y los estrangulaban al amanecer.
Y por dar prestigio griego a su relato, Orellana dijo que ellas eran aquellas amazonas adoradoras de la diosa Diana, y con su nombre bautizó al río donde tenían su reino.
Los siglos han pasado. De las amazonas, nunca más se supo. Pero el río se sigue llamando así, y aunque cada día lo envenenan los pesticidas, los abonos químicos, el mercurio de las minas y el petróleo de los barcos, sus aguas siguen siendo las más ricas del mundo en peces, aves y cuentos.
Espejos, una historia casi universal. Eduardo Galeano. Ed. Siglo XXI, 2008.
Aquiles dando muerte a Pentesilea, reina de las Amazonas.Ánfora de figuras negras firmada por Exequias.
Atenas, h. 540 - 530 a.C. Museo Británico
En 1872, un joven conservador del Museo Británico llamado George Smith se dio cuenta de que uno de los fragmentos contaba la historia de un Noé babilónico, que había sobrevivido a una gran inundación enviada por los dioses. Smith escribió:
Para un victoriano, era un descubrimiento espectacular, porque parecía constituir una confirmación independiente de la historicidad del Diluvio bíblico ( los victorianos creían que la historia del Génesis era mucho más antigua de lo que realmente es ).
Tablilla neo-asiria de la Epopeya de Gilgamesh con el relato del diluvio. S. VII a.C. NíniveMuseo Británico
El poeta Rainer Maria Rilke, refiriéndose al Gilgamesh, escribió a finales de 1916:
" ¡ Gilgamesh es formidable ! Lo conozco por la edición del texto original y considero que se encuentra entre las mejores experiencias que le pueden suceder a una persona. De vez en cuando cuento la historia a la gente, toda la historia, y siempre acabo teniendo ante mí una audiencia asombrada..."" Me he sumergido en la traducción literal académica, y en esos fragmentos verdaderamente gigantescos he experimentado medidas y formas que pertenecen a las obras supremas que jamás haya producido la mágica Palabra..."
" Es la epopeya del temor a la muerte, surgida en tiempos inmemoriales entre unas gentes que fueron las primeras para las que la separación entre vida y muerte se reveló definitiva e inevitable. "
http://www.cervantesvirtual.com/historia/TH/cosmogonia_mesopotamia.shtml




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