5 de marzo de 2009

Costumbres sexuales en Heródoto


The Eastern Favourite. Edwin Long, 1880

Sobre los babilonios, Heródoto cuenta que:

" Por contra, la costumbre sin duda más ignominiosa que tienen los babilonios es la siguiente: toda mujer del país debe, una vez en su vida, ir a sentarse a un santuario de Afrodita y yacer con un extranjero. Muchas de ellas, que consideran impropio de su rango mezclarse con las demás en razón del orgullo que les inspira su poderío económico, se dirigen al santuario, seguidas de una numerosa servidumbre que las acompaña, en carruaje cubierto y aguardan en sus inmediaciones. Sin embargo, las más hacen lo siguiente: muchas mujeres toman asiento en el recinto sagrado de Afrodita con una corona de cordel en la cabeza; mientras unas llegan, otras se van. Y entre las mujeres quedan unos pasillos, delimitados por cuerdas, que van en todas direcciones; por ellos circulan los extranjeros y hacen su elección. Cuando una mujer ha tomado asiento en el templo, no regresa a su casa hasta que algún extranjero le echa dinero en el regazo y yace con ella en el interior del santuario. Y, al arrojar el dinero, debe decir tan solo: Te reclamo en nombre de la diosa Milita ( ya que los asirios, a Afrodita la llaman Milita ). La cantidad de dinero puede ser la que se quiera; a buen seguro que no la rechazará, pues no le está permitido, ya que ese dinero adquiere un caracter sagrado: sigue al primero que se lo echa sin despreciar a nadie. Ahora bien, tras la relación sexual, una vez cumplido el deber para con la diosa, regresa a su casa y, en lo sucesivo, por mucho que les des no podrás conseguir sus favores. Como es lógico, todas las mujeres que están dotadas de belleza y buen tipo se van pronto, pero aquellas que son poco agraciadas esperan mucho tiempo sin poder cumplir la ley; algunas llegan a esperar hasta tres y cuatro años. Por cierto que, en algunos lugares de Chipre, existe también una costumbre muy parecida a esta. "

Heródoto, libro I - 199

Sobre los maságetas, pueblo nómada que habitó en el mar de Aral y en el mar Caspio:

" Cada uno se casa con una mujer, pero las gozan a discreción. Los griegos dicen que esto lo hacen los escitas, pero no son los escitas quienes lo hacen, sino los maságetas; pues cuando un maságeta desea a una mujer, cuelga su aljaba en la parte delantera de su carro y yace con ella tranquilamente. "

Heródoto, libro I - 216

Sobre los adirmáquidas, pueblo libio:

" Por cierto que el orden en que están establecidos los libios es el siguiente: a partir de Egipto, los primeros habitantes de Libia son los adirmáquidas, que en general tienen costumbres egipcias, si bien llevan la misma indumentaria que los demás libios. Sus mujeres, además, llevan en cada pierna una ajorca de cobre; tienen el cabello largo, y, cuando cogen a los piojos que llevan encima, cada una les pega, en reciprocidad, un mordisco y luego los escupe. Estos son los únicos libios que hacen eso; y asimismo son los únicos que presentan al rey a las doncellas que van a contraer matrimonio; y es el monarca quien desflora a la que resulta de su agrado. Los susodichos adirmáquidas se extienden desde Egipto hasta un puerto cuyo nombre es Plino. "

Heródoto, libro IV - 168

Sobre los nasamones, antiguo pueblo libio que habitaba a orillas del golfo de Sirte:

" Cada hombre suele tener varias esposas, pero copulan con las mujeres a discrección, de un modo semejante a como lo hacen los maságetas: ante un lugar cualquiera plantan un bastón y yacen con la que sea. Y cuando un nasamón se casa por primera vez, la costumbre establece que, durante la primera noche, la novia pase por las manos de todos los convidados y que se entregue a ellos; y cada uno de los invitados, cuando la mujer se le ha entregado, le da entonces el regalo que al efecto ha traído de su casa. "

Heródoto, libro IV - 172, 2

Sobre los maclíes que habitaban a orillas del lago Tritónide ( probablemente el actual golfo de Gabés, en la costa este de Túnez ):

" Además gozan de las mujeres a discrección, y no están casados con ellas, sino que se aparean como las bestias. Y cuando una mujer tiene un hijo como resultado de sus relaciones con varios hombres, los interesados se reúnen en un lugar determinado a los dos meses y el niño se considera hijo del hombre al que se parezca. "

Heródoto, libro IV -180, 5

Traducción del griego de Carlos Schrader. Ed. GREDOS, 1979.

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